domingo, 2 de agosto de 2015

La invasión de líneas

Es increíble como algo tan sencillo como las líneas nos rodean cada día a tan simple vista y en tan escaso vocabulario. Las líneas, sus formas, sus significados; son parte de nuestra vida cotidiana que casi como el respirar, sin darnos cuenta, vemos, usamos o decimos a diario.


Cada vez que me levanto y me miro al espejo, lo primero que me salta a la vista es mi reciente línea en forma de medio círculo que forma una cicatriz debajo de mi barbilla por una reciente cirugía. Inmediatamente después de un baño en donde el agua cae desde lo alto formando varias líneas acuáticas que se deshacen al chocar con mi cuerpo me preparo para salir a la calle no sin antes marcar perfectamente la línea de mi pelo que provoca un peinado de lado perfecto.

Tomo el volante, las líneas sobre el pavimento me indican el camino que debo tomar para dirigirme al banco. En el camino recibo un periódico gratuito, en él se puede leer un encabezado imponente sobre otra controversia más del gobierno con la línea 12 del metro.


Durante mi camino al banco, puedo observar la cantidad de tiendas que ofrecen sus nuevas líneas de ropa, pues una nueva temporada ha llegado. El tráfico es insoportable, la enorme línea de coches parados me desespera y decido continuar a pie, cruzo la calle sobre las líneas blancas peatonales mientras observo los grandes edificios que emergen hasta lo más alto formando líneas perfectamente verticales y horizontales, líneas por doquier.



Cuando llego al banco la línea es enorme, el tiempo de espera se alargaba cada vez más, por lo que me entretenía apuntando mis siguientes pendientes en mi cuaderno de notas que gracias a sus líneas horizontales me permitía una escritura perfecta aún de pie. Cuando por fin fue mi turno el tipo que me atendió se veía drogado, no entendía lo que me decía y su firma en mi recibo no era más que líneas sin sentido que atravesaban todo el papel, tal pareciera que se había metido una línea de cocaína. Me quejé con el gerente y le propuse que le recordaran a aquel empleado revisar las reglas y lineamientos del banco, y me fui.

Tenía que llegar al aeropuerto, tenía un viaje urgente para realizar una entrevista a un medio extranjero. Llegué tarde pero la aerolínea por la que viajaba respeto mi horario y pude abordar, no por nada es de las líneas más caras, sin embargo el viaje no fue nada cómodo, me tocó en la última línea casi junto al baño. Las líneas de la pista frente a nosotros nos indicaban que estábamos por despegar. Volaba. Durante el viaje me puse a preparar las líneas discursivas para la entrevista, cuando me interrumpió la impresionante vista por la ventada, la línea que marcaba el horizonte era impresionante, se veía una línea azul, otra blanca, una amarilla y otra casi roja. Las líneas de los rayos del sol provocaban esta escena que inmediatamente tuve que captar con la cámara de mi celular enfocando perfectamente gracias a la ayuda de las líneas de la pantalla.



Finalmente llegué a mi destino, el entrevistador me dio línea y todo fue un éxito. Más tarde en la noche decidí nadar y del cansancio me quedé dormido en la alberca hasta que las líneas de los mosaicos se quedaron marcados en mi piel mas intenso que la línea de mis calcetines. Me retiré a dormir, antes leí un capitulo de mi libro "La delgada línea entre el amor y el odio", las líneas imaginarias en cada renglón me permitían leer más rápido, hasta que el sueño me venció. 



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